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Madrastra negativa

Texto: Gustavo

Trips en Sudamérica

Al mirar el comic de Madastra Negativa donde un par de amigos ingieren unos porritos, no puedo dejar de sentir envidia ya que en el viaje hay una especie de transformación corporal y espiritual que los lleva a los confines del universo para después tener un trip dentro del trip, un “metaviaje” que tal vez sería demasiado arriesgado incluso para los más experimentados en el arte de ingerir sustancias psicotrópicas. La marihuana no ha sido una sustancia que haya producido en mí tales efectos como los que prometen las personas que la consumen. No estoy en contra del consumo de la marihuana, más bien, mi organismo es el que rechaza las sustancias de la marihuana.

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Fue hace como cinco años que probé la marihuana por primera vez. Me dieron el porro, lo succioné, tosí  y no sentí nada. Lo volví a intentar de nuevo pero esa vez tratando de detener el humo dentro de mi boca. Tuve un leve mareo y nada más.  Una a una, las personas a mi alrededor fueron cayendo lentamente-derritiéndose- gracias a la bendita marihuana. Yo me sentía sobrio y aburrido. Seguí probando de manera casual la marihuana en fiestas y reuniones hasta que me di por vencido ya que no sentía algo que alterara mi percepción o mi sentido del humor, era claro que mi organismo no cedía a la seducción del cannabis ¿Pasaba también con otras sustancias? Claramente el alcohol había sido mi acompañante  fiel desde los 16 años, comprobando cientos de veces los distintos efectos que dotaba el alcohol. En los últimos años me he encariñado con el mezcal, el tequila ya me da asco, el whisky tiene años que no la pruebo, mucho menos el brandy, la cerveza diría que ha sido mi amante durante los años de juventud. Es difícil mantener un balance adecuado con el alcohol, es decir, el punto exacto donde la embriaguez ha logrado su cometido sin llegar al estado de ser “mala copa” hasta llegar al vómito crónico. Puede durar minutos u horas, es cuestión de práctica ya que la embriaguez permite tener control de uno mismo y simultáneamente, disfrutar de las alteraciones perceptuales. 

De pronto, en el estado de embriaguez, la percepción se ve exaltada-como si los mismos Dioses del universo hubiesen rozado mis labios húmedos- porque me siento poderoso, fuerte, dichoso y sensible como para convertirme en otro, en aquel que no me a atrevía a ser, pero tampoco al punto de inflar mi Ego en demasía porque puede llegar a peligroso y sobre todo, vergonzoso. Daría la impresión ante los demás de ser un borracho terco y la elegancia se perdería. Hay quienes se atreven a pensar que el alcohol sólo tiene efectos negativos en mente y alma-la cual es una visión parcial del fenómeno- pero contrario a esa idea, a partir del cómic que realizó Madrastra Negativa, tengo la convicción de que las sustancias psicotrópicas (legales e ilegales) son una alternativa para adentrarse a las profundidades de la mente o si se le quiere decir poéticamente, “a los confines del universo”.

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Cuando recuerdo mi viaje a Sudamérica, es una sensación agridulce ya que se quebró el estereotipo de que viajar era maravilloso. Subí al avión con mi mochila en hombro y un par de libros que nunca leí. Primero llegué a Chile, y me desplacé al norte, donde se encuentra un inmenso desierto que parece nunca acabar. Recuerdo haber tomado con gente de otros países, mi inglés mejoraba con un par de cervezas y podía entender con mayor facilidad lo que decían los chilenos. Quince días más tarde, fui a Argentina; primero a Mendoza-bebí litros de vino- Córdoba, Rosario y finalmente, Buenos Aires. Hasta ese punto me sentía solo, con un vacío en mi interior tal vez por las largas horas que caminaba en silencio a través de las ciudades. No me apetecía acercarme a la gente, probablemente por temor a ser rechazado. En Buenos Aires me quedé en un hostal muy grande, dividido en dos partes que estaban a quinientos metros de distancia el uno del otro. Había fiestas todas las noches y la gente era muy amigable. Las primeras noches, Arthur -de Inglaterra- que estaba en el mismo cuarto que yo me invitó por una cerveza a un bar próximo al hostal. Me embriagué, pero notaba que él y sus amigos tenían más resistencia que yo. Arthur entonces me mostró el antídoto ante la embriaguez: la cocaína. Los que consumen cocaína sabrán que la velocidad con la que se ve la realidad es como estar en un carro a 240km por hora. Esa noche no dormí. 

La noche siguiente fui a otra de las fiestas del hostal con temática brasileña. En la barra pedí un caballito de tequila, entonces ella me saludó. Me dijo que ya me había visto en alguna parte del hostal, me quise hacer el interesante pero al final no pude: “Yo también te he visto, y varias veces”. Me preguntó que haría hoy: “Bueno, cuando regreses a ver si nos vemos, yo voy a estar aquí en el bar”, me respondió la mujer. Arthur, sus amigos y yo fuimos a un lugar de mala muerte y yo sólo pensaba en regresar y hablar con ella. Sniff, sniff, trago, trago y regresé al hostal. Ya no estaba en bar, desilusionado, subí a mi cuarto  y casi al llegar, la vi en el balcón sosteniendo una botella de vino. “Hey, mexican, come to our party” (había olvidado decirles que ella era de Australia). En su cuarto había una pequeña fiesta junto con otras personas. Creo que nunca había bebido tanto vino en una noche. Cuando miro el cómic que hizo Madrastra, intento pensar que alguno de esos personajes soy yo pero en vez del porro como el detonador de la alucinación astral, se trata del vino. Estoy seguro que algo dentro de mí, murió de sobredosis esa noche. Espero que haya sido mi Ego. 

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Texto: Madrastra negativa

Sobredosis negativa:

¿cómo empezó? Tenia un montón de pintura negra gris y blanca de un cuadro horrible que había hecho en la escuela de artes y mucho papel, entonces me puse a reciclar todo eso y de ahí salió gran parte. ¿El nombre? En realidad no significa mucho, solamente quería algo que sonara ridículo y a la vez medio punk , ya sabes, como que los fanzines pertenecen un poco a ese mundo. Después, hice mis primeros fanzines, donde narro una historia sobre drogas (ese fanzine ya desapareció), más adelante hice un fanzine donde mato a dios que se perdió con todos mis archivos que había en una memoria la cual extravié en mis viajes, recién comienzo a viajar y hacer vínculos entre la comunidad fanzinera, ahora tengo vínculos con gente de Sudamérica y haremos un festival cuando vengan en marzo, en diciembre habrá otro festival llamado ponche negrx al cual le daremos suma y máxima difusión.
 

Mi gráfica trata de cosas tontas, toda mi vida me he sentido como unx fracasadx y entonces creo que en ese sentido hago mi gráfica como un resentimiento ridículo y chillidos porque la vida no es genial, hay otros que son un poco más inmersivos como el de “tal vez” pero esos son los que a veces no tienen un hilo narrativo. Recién acabo de inaugurar uno nuevo llamado jungleblood, es unx niñx gordis que tiene aventuras y tiene magia, la idea es que vence en cada mini historieta a un mal que le aqueja que toma forma de monstruo.

Si gustan seguirme pueden hacerlo en Instagram o Facebook como madrastra negativa o también hago tatuajinis en handpoke (ayúdenme porque si no muero de sobredosis) estoy como “calcetines Amarillos”.

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