FAIN (FERIA DE ARTE INDIVIDUAL)
Texto: Gio
¿fain PARA TODOS?
¿Todo #fain? era la pregunta que adornaba los gafetes del staff de la feria de arte individual celebrada desde el pasado 29 de noviembre hasta el 1° de diciembre en el Recinto Escandón; entender el gracioso juego de palabras entre el nombre de la feria y el sonido de la palabra “fine” me tomó unos minutos, cuando por fin reaccioné ante él, emití una risita tonta que rápidamente fue reemplazada por la cara seria que siempre me esfuerzo por mantener en lugares en que no me siento cómoda. Evidentemente para mí, en ese momento nada estaba fain.
Unos días antes de mi visita, había leído una reseña en una revista de arte que sigo en Instagram y su discurso me agradó: una feria de arte hecha para que los artistas sean los protagonistas, con precios justos y accesibles para consumidores que gustan del arte. Yo gusto del arte, ja, ja, ja, sin embargo, no encajo en el concepto de "consumidor", mi economía no me permite comprar las cosas que me gustan, no soy un coleccionista, no soy una güera con un departamento en las zonas más exclusivas de la ciudad con una pared blanquísima lista para ser adornada con una de las mejores obras de un artista contemporáneo, ni siquiera tengo un departamento, incluso aquello que me convenció para darme una vuelta por esta "novedosa" feria fue el hecho de que presentando mi credencial de estudiante me darían un 50% de descuento en mi boleto de entrada: todo fain.
La semana antes de asistir a este evento comí "ligero", por no decir que me mantuve en pie con frutas y alegrías (barritas de amaranto), gracias a lo cual pude ahorrar 250 pesos- Con esa exorbitante cantidad de dinero en mi cartera, un boleto del metro que tenía escondido entre mis cosas y mi mochila llena de fruta para no tener que comprar nada por allá, emprendí el viaje hacia la colonia Escandón, colindante con la Condesa.
Debo decir que hace algunos ayeres dejé de asistir únicamente como espectadora a las tantas galerías de arte que hay en la ciudad, en primer lugar porque visitarlas implica un viaje de más de dos horas desde la zona norte del área metropolitana y en segundo, por las malas experiencias que he tenido en ellas, ya que al no ser un potencial "cliente" (parece que los huelen) no hay oportunidad de establecer un diálogo de más de siete palabras ("buenas tardes" "sólo estoy viendo" "gracias") antes de que el encargado en turno gire los ojos y te ignore para atender a los "consumidores" de verdad.
¿Qué es ser un consumidor del arte? Me preguntaba mientras me dirigía a la feria, sin duda, el arte como producto (como el resultado de la fuerza de trabajo de un artista) debe tener un valor monetario, debe ser pagado, sin embargo, me parece un tanto simplista tratarlo como si fuera una licuadora o un horno de microondas, es decir, como si al único al que le podría interesar es a aquel que está dispuesto a pagar una cierta cantidad por él para utilizarlo como mejor le parezca. La obra, más allá de un producto de compraventa, necesita ser vista, ser sentida, ser vivida, pierde mucho de su sentido si se le encierra en una habitación en la que no puede decirle algo a alguien, pero se conserva mejor y es utilizada como un trofeo. Entonces, debemos tomar como consumidor no solamente a aquel que es capaz de adquirir las obras y llevarlas a su propia colección, sino también a aquel que se planta frente a una pintura, que escucha una pieza musical, que se acerca a los performances y que dialoga con ellos, que entiende algo de lo que la pieza grita (sea lo que quiso plasmar el artista o no), sin embargo, estos consumidores son los que menos interesan a los bolsillos de los mercaderes del arte.
Al llegar a la feria, me encuentro con una galería instalada en un ambiente "alternativo", la posibilidad de hablar con los artistas sobre su obra era alta, pues se encontraban cerca de ella todo el tiempo y tenían una gran disposición de explicar la ideas que los llevaron a crear lo que hicieron. Sin embargo, al ver a mi alrededor y notar a las personas que me rodeaban, no podía sacar de mi cabeza que ese evento, a pesar de sus objetivos, no era muy diferente al resto de su tipo; las personas que asisten siempre son las mismas, siempre en la misma zona geográfica, siempre dirigido al mismo tipo de público. Parece que gran parte de las exposiciones, ferias y galerías han encontrado un lugar cómodo en esa parte de la ciudad que todos conocemos y que algunos suertudos son los que tienen acceso a ellas. El arte es un lujo que no todos merecemos ¿Verdad?
Si seguimos considerando que el arte sólo es para aquellos que pueden "consumirlo", su lugar continuará siendo las galerías, las ferias fifi's y las revistas o libros de arte. No me mal entiendan, los artistas deben exigir y es su derecho que se les pague por su trabajo, sin embargo, su obra merece tener un lugar en el que pueda hablar y decir todo lo que tiene por decir a todos los que puedan escucharlos. Aquellos que escuchan no se encuentran solo en colonias fresas, dónde una pizza individual vale lo mismo que el salario mínimo, los oídos están por todos lados, en todas partes, sólo es cuestión de hablarles en las zonas geográficas más recónditas.